Nunca me habría imaginado reciclar una bombilla de esta manera hasta que lo he visto hace poco por Internet, y claro, no pude evitar hacerme con un florero así de particular. El resultado es sorprendente y muy minimalista, como a mí me gusta. Quizás el mayor problema sea buscar una base sólida que lo soporte e impida que vuelque (me acaba de salir la vena ingenieril) porque la flor que le puse pesa un poco y tiende a hacer que el florero desequilibre, pero Don't worry! Hay solución.
En resumen: este DIY se caracteriza por el espíritu recicladero y por tanto es muy muy pero que muy barato. Sólo he gastado dinero en la flor, la cual, por cierto, la ha hecho mi madre de fimo (así no se marchita ☺).